jueves, 24 de agosto de 2017

consecuencias



PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO DE LA VIOLENCIA ADOLESCENTE




Se distinguen tres FASES en el tratamiento de la violencia en la adolescencia: 1. Programas de prevención primaria. Basados en la población o comunidad. Se centran en prevenir la violencia antes de que ningún signo de este comportamiento haya sido percibido. Frecuentemente tratan de promover el comportamiento prosocial a través de una programación psico-educativa dirigida a los alumnos y a sus profesores, colegios, amigos o familias. 3. Programas de prevención terciaria. Para jóvenes en situaciones de gravedad. Presumiblemente deberían dirigirse a los jóvenes con problemas más graves que han sido dirigidos a tratamiento psiquiátrico o enviados a un tratamiento de día o a instalaciones correccionales. En conjunto, estos tres tipos de programas reconocen las bases sociales de la violencia en la adolescencia y la alta prevalencia de este tipo de comportamiento en esa etapa de la vida. Hay programas que se centran en poblaciones de riesgo para “inocular” en los niños factores de prevención que limiten los impactos dañinos del entorno en el que viven. Hay programas que se centran en los individuos, basados en su manifestación de comportamientos de riesgo y también hay programas que ayudan a aquellos que ya muestran comportamientos violentos serios de forma crónica. Los componentes más prometedores de estos programas pueden identificarse: - Promover habilidades sociales y cognitivas, incluyendo la toma de perspectiva, la generación de soluciones alternativas, el aumento de la auto-estima, y las habilidades de negociación con los iguales, y ayudar en el aprendizaje de comportamientos de evitación de la violencia; - Modificar las normas del grupo y aumentar sus habilidades para permitir a los niños desarrollarse integralmente y sin violencia; - Reducir el riesgo en los niños que viven en los entornos más obstaculizadores del desarrollo y que muestran signos precoces de confianza en los métodos agresivos; - Ayudar a los padres a establecer una disciplina clara y consistente y unas responsabilidades familiares, que clarifican la comunicación y aumentan el afecto positivo, y que ayudan a la familia a atravesar transiciones normales e inusuales; - Organizar de las transiciones escolares, inclusión de la resolución de problemas sociales y del curriculum de promoción de la no-violencia.










http://www.movilizacioneducativa.net/capitulo-libro.asp?idLibro=96&idCapitulo=15






De la Peña-Olvera, F. R. (2003). Tratamiento multisistémico en adolescentes con trastorno disocial. salud pública de méxico, 45, s124-s131.









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